A lo largo del Valle del Alto Guadiato la flora existente es variada. Se conservan en la comarca numerosas manchas de bosque mediterráneo de un alto valor ecológico. La serie dominante en toda la comarca, ocupando prácticamente el 90% de su superficie es la serie mesomediterránea luso-extremadurense seco-subhúmeda silicícola de Quercus ilex subsp. bellota o encina. La vegetación potencial son encinares, acompañado en umbrías por alcornoques y quejigos que pueden en determinadas condiciones incluso desplazar a la encina. Es frecuente la presencia del peral silvestre y pino piñonero. En el estrato arbustivo y subarbustivo, cuando existe, está formado por olivilla, coscoja, enebro y en condiciones de mayor termofilia, acebuche.
La vegetación que nos encontramos actualmente en el Alto Guadiato esta estrechamente ligada a la acción antrópica que ha transformado la vegetación natural dando lugar a campos cerealistas y terrenos adehesados que constituyen el paisaje predominante que podemos encontrar en el Valle.
Las encinas representan la mayor extensión de la comarca porque es un árbol de gran porte, resistente a las condiciones extremas. En otras épocas debió formar grandes masas boscosas. El bosque mediterráneo original se encuentra en las zonas más abruptas del sur de la comarca, así como en las diferentes sierras que se encuentran salpicadas por toda la comarca. La importancia de estas sierras es muy alta, ya que constituyen el refugio tanto para la fauna silvestre como para especies de flora de alto interés. Las dehesas suponen una buena interrelación hombre-naturaleza, de explotación-conservación, que permite, entre otros usos, la crianza del cerdo ibérico que se encarga de rentabilizar la producción de bellotas de las dehesas de esta zona.
Destaca la Dehesa, tanto por su amplia extensión como por la importancia socio–económica–cultural, presentándose en buen estado de conservación, con una alta densidad de encinas, en la mayor parte de los casos, aunque también existen manchas aisladas de dehesas de otras especies, principalmente de Alcornoques. No resulta gratuito el afirmar que nos encontramos en esta comarca con algunas de las mejores Dehesas de la Península Ibérica.
Los prados y pastos que nos podemos encontrar están formados por comunidades vegetales íntimamente relacionadas con la nutrición del ganado. En la zona norte del Valle estos prados se han convertido en zonas de cultivo de cereales.
Encina (Quercus rotundifolia) Fam. Fagaceae
La encina es un árbol (chaparro o carrasca) de copa amplia y redondeada que puede alcanzar hasta los 25 m. de altura, aunque raramente sobrepasa los 15 ó 20 m. El tronco es derecho o algo torcido, con corteza cenicienta o parduzca, resquebrajada en grietas poco profundas. Ramas abiertas, entre erguidas y horizontales, robustas, derechas o caídas, casi colgantes en ocasiones. Las hojas permanecen en la encina hasta 3 y 4 años, por lo que ésta se mantiene siempre verde, su forma varía desde redondeada a lanceolada, con borde entero o provisto de un número variable de dientes, especialmente en las que se desarrollan en las ramas inferiores o nuevos brotes; son gruesas, correosas y cubiertas de un fieltro blanquecino por su cara inferior. Las flores masculinas se producen en amentos que cuelgan de la terminación de las ramillas, de color amarillo. Su fruto es la bellota. Florece por abril o mayo madura y disemina sus frutos de octubre a noviembre, a veces en diciembre. Se cría en todo tipo de suelos; adaptada a soportar fuertes sequías estivales y los climas duros continentales, es el árbol dominante en gran parte de las regiones de clima mediterráneo seco, siendo desplazada en los suelos más profundos y frescos o en climas más oceánicos por robles, quejigos y alcornoques. Habita en la región mediterránea. Se encuentra en la mayor parte de la Península, salvo en las zonas de clima atlántico y litoral catalán. En la provincia a de Córdoba es el árbol por excelencia, encontrándose las mayores repoblaciones en la mitad norte y en las Subbéticas; en la Campiña, por el contrario, está casi erradicado. Observaciones: las bellotas de la encina se han empleado incluso en alimentación humana, mezcladas con el trigo y otros granos para fabricar panes años de escasez; también se comen asadas como las castañas. Pero su principal aplicación es, en Extremadura y Andalucía, como alimento del ganado porcino, para lo cual se suele explotar la encina en el bosque adehesado, podando periódicamente las encinas para aumentar la producción de bellotas. La corteza, especialmente la de los ejemplares jóvenes, es de las más apreciadas en las tenerías para curtir cueros y junto con las hojas y bellotas se han empleado en forma de cocimiento en medicina popular por sus astringentes: para tratar diarreas y disenterías, etc. La madera de la encina es compacta, dura, pesada de color marrón claro o pardo-rojiza; difícil de trabajar, se tuerce y resquebraja al secarse y tiene mal acabado; es empleada en construcción en forma de postes y pilotes, para ejes y ruedas de carros, para aperos de labranza y por su gran resistencia a la putrefacción en construcciones hidráulicas y en piezas pequeñas para barcos. Es la madera preferida en España para quemar y da un excelente carbón.
Alcornoque (Quercus suber) Fam. Fagaceae
Es un árbol de hoja persistente y tamaño medio que se asemeja mucho a la encina, su corteza muy gruesa se separa fácilmente, a veces de hasta 15 o más centímetros de grosor, esponjosa, correosa y muy ligera, recorrida longitudinalmente por resquebrajaduras profundas y sinuosas; recibe el nombre de corcha y se descorcha, cosa muy frecuente, el alcornoque resulta todavía más fácil de reconocer por quedar el tronco, con la nueva corteza casi lisa, de un color rojo oscuro muy intenso, como recién pintada. Tronco grueso, tiene color grisáceo o algo ennegrecido. Copa largamente irregular, con ramas gruesas, erguidas o casi horizontales; ramillas cubiertas de una borra blanquecina. Hojas más o menos largamente aovadas, con el margen entero o sinuado, con dientecitos poco profundos, coriáceas, de color verde, algo lustrosos por el haz, con un color agrisado o blanquecino por su cara inferior. Las flores masculinas con envuelta amarillenta, agrupadas en amentos finos, que cuelgan en número variable de la parte final de las ramillas. El fruto es una bellota parecida a al de encina, de sabor menos dulce y con cascabillo que lleva a veces las escamas superiores prolongadas en un punta recurvada. Florece en abril o mayo y a veces de forma difusa hasta el verano y el otoño, tras las primeras lluvias. Las bellotas maduran de septiembre a febrero y en el final de la primavera o en el verano las de floración otoñal. Las primeras de septiembre a octubre, se llaman brevas, primerizas o migueleñas; las segundas, de octubre a noviembre, segunderas, medianas o martinencas; y las últimas, de diciembre a febrero, palomeras o tardías. Se cría en los suelos desprovistos de cal y en climas suavizados, algo húmedos y sin fuertes heladas, por lo que prefiere las laderas poco elevadas, abrigadas de los vientos del norte. Se asocia frecuentemente con encinas y quejigos; le va bien los suelos sueltos y arenosos. Habita: en la parte oeste de la región mediterránea. En la provincia de Córdoba se presenta en la mitad norte, ocupando las laderas que reciben más precipitación y los enclaves con más humedad, como las umbrías. Observaciones: el principal aprovechamiento del alcornoque es por su corcha o corteza cuya aplicación en la industria de tapones, artes de pesca, colmenas, aislantes sonoros y térmicos, industria del calzado, etc., es de todos bien conocida. La pela o descorche del alcornoque se suele hacer al principio del verano, en torno de 8 a 12 años, teniendo cuidado de no dañar la corteza interna o casaca, encargada de su regeneración, sin la cual el árbol moriría. Las bellotas son muy importantes para la cría de los cerdos en montanera, pues su maduración difusa permite una alimentación más prolongada que las de la encina, aunque éstas son mas apreciadas por los cerdos. La madera se emplea para fabricar diversas herramientas, en carpintería, carretería y en construcción naval, para el armazón de pequeñas embarcaciones. Para la fabricación de carbón y como leña de quemar da excelentes resultados. Es un árbol longevo que puede alcanzar en ocasiones hasta 500 años de vida.
Quejigo (Quercus faginea) Fam. Fagaceae
Árbol de tamaño medio, que no suele pasar de los 20 m. de altura, aunque muchas veces se le ve reducido al porte arbustivo por la degradación de los suelos y por las frecuentes talas a que a veces se le somete. Tiene una copa redondeada, con follaje no muy denso. Tronco derecho, no muy grueso, a veces algo tortuosos, con corteza grisácea, rugosa, de poco espesor, con grietas numerosas y poco profundas en los ejemplares de edad. Ramillas pardo-rojizas o grisáceas, con lentejillas blanquecinas. Hojas simples, semicaducas, manteniéndose mucho tiempo marchitas sobre la planta y aún verdes durante todo el invierno en los ejemplares y rebrotes jóvenes. Flores masculinas dispuestas en grupitos sobre amentos colgantes alargados. Los frutos son bellotas. Florece por abril o mayo, casi siempre antes que la encina y que el melojo; las bellotas maduran y se diseminan por septiembre u octubre. Se cría en todo tipo de suelos, tanto en los pobres como en los riscos en cal, aguantando muy bien en alguna de sus razas los climas continentales, con contrastes de temperatura y humedad. Requiere unas condiciones parecidas a las de la encina, aunque necesita suelos algo más frescos y profundos; se asocia con frecuencia o se pone en contacto con encinas, melojos, alcornoques, otros quejigos y robles, con muchos de los cuales forma híbridos que dificultan su identificación. Habita: en la Península Ibérica y noroeste de Africa. En Córdoba es frecuente en la mitad norte y en las Sierras Subbéticas, siendo rara en la Campiña Alta y prácticamente inexistente en la Baja. Observaciones: son típicas del quejigo, y de muchos robles, las agallas; son unas bolas del tamaño de una nuez, de color marrón, provistas de unos piquitos que a menudo forman una corona, y de interior acorchado y esponjoso; se producen por la picadura de un insecto de la familia Cinípidos sobre los brotes jóvenes, para hacer la puesta, quedando los huevos protegidos por los tejidos tumorales formados. Estas agallas, que son a veces confundidas con los frutos, permiten diferenciar fácilmente el quejigo de la encina y son muy apreciadas por su riqueza en taninos; suministran el astringente más estimada para usos medicinales y son empleados como curtientes y en la fabricación de tinta y colorantes. Las bellotas del quejigo, por madurar antes que las de la encina, son de interés en la montanera. Su madera es buena para emplear en construcción, en forma de vigas, para leña y carbón.
Pino piñonero (Pinus pinea) Fam. Pinaceae
Árbol robusto, que alcanza hasta 30 m. de altura, con copa aparasolada o redondeada en los ejemplares jóvenes. Tronco derecho, cilíndrico, con corteza muy gruesa de color pardo-grisáceo, profundamente agrietada, desprendiéndose en gruesas placas que dejan al descubierto capas nuevas de color pardo-rojizo muy vivo. Hojas aciculares, de color verde claro, algo rígidas y punzantes, agrupadas de dos en dos por medio de una pequeña vaina membranosa que las rodea en la base. Piñas solitarias o agrupadas por 2 o 3, de gran tamaño, de color pardo-rojizo y lustrosas; escamas ensanchadas hacia el ápice, con escudete prominente; cada una lleva dos grandes piñones. Florece de marzo a mayo y maduran las piñas al tercer año, diseminando los piñones en la primavera del cuarto año. Se cría en los suelos frescos y profundos, principalmente en los sueltos y arenosos y dunas fijas; prefiere los silíceos, pero vive bien en los calizos si son muy pesados y arcillosos. Requiere luz abundante y un clima algo cálido, no soportando las heladas fuertes y continuadas. Habita en toda la región mediterránea. Su origen parece ser que está en Asia Menor, habiendo sido introducido en una mayor parte de los sitios donde crece actualmente, como ocurre en la provincia de Córdoba. Aquí ha sido muy utilizado desde antiguo en repoblaciones forestales, a partir de las cuales se ha asilvestrado, por lo que es frecuente encontrarlo -sobre todo en zonas circundantes a las repoblaciones- en matorrales, encinares y alcornocales. Observaciones: el epíteto específico, pinea, es el nombre latino de la piña y quiere destacar la producción por esta especie de piñones comestibles. Se suelen recolectar las piñas en invierno y se tuestan o se conservan hasta la primavera para sacar el piñón con la ayuda del calor del sol, si se prefieren crudos o se destinan a siembra; aparte de su consumo directo, pues de todos es conocido su agradable sabor, es muy empleado en confiterías, culinaria, para diversas salsas y guisos, y en la fabricación de determinados embutidos; en medicina popular se usaron como balsámicos para curar la tos y enfermedades del pecho, e incluso se les llegó a considerar afrodisiacos. La corteza de este pino es rica en taninos y se emplea para curtir cueros. Su madera es resinosa, de albura clara y duramen algo rojizo, difícil de trabajar pero muy resistente a la humedad. Es muy importante su acción protectora en los suelos arenosos, especialmente contribuyendo a fijar las dunas subcosteras, y permite obtener rendimiento forestal en terrenos estériles, poco o nada productivos por su carácter arenoso. Como árbol ornamental es de inestimable valor por su porte elegante y su copa amplia, elevada y aparasolada, que proyecta una sombra densa y permite un cómodo refugio.